
Para vivir, para gozar, para palpar con plenitud, con intensidad los encantos que encierra este trozo de la Naturaleza, hay que adentrarse en ella e ir saboreando paulatinamente, con lentitud (como aquél que degusta un buen café, como aquél que paladea un sabroso manjar) todos estos contrastes multicolores.
No existen senderos definidos para alcanzar la cúspide, para llegar a la cumbre (actualmente el Ayuntamiento Independiente está habilitando uno, cuya finalización será inminente). Terreno abrupto y escarpado. Matorrales, rocas y peñascos se agrupan para dar la bienvenida, salpicados por alguna flor silvestre, configuran un ramillete unidos a los madroñeros, con su fruto en sazón; con el inigualable intenso aroma del romero; con el perfume exquisito del tomillo y el olor recio, fuerte de la rutácea; con el melodosio canto de un ruiseñor; con el reptar de una fugaz lagartija; con la carrera incontrolada de un conejo, mamífero roedor y hervíboro que en un ataque de terror se dirige raudo a hallar cobijo en su madriguera; con el zumbar de una abeja que busca el néctar de una flor...placer de espíritu y deleite de los sentidos, se respira por doquier.
Esta aleación, esta conjunción de caracteres tan diversos que contiene este entrañable trozo de nuestra tierra, surgida de Sierra Morena, majestuosa y peculiar llega al paroxismo (no es hipérbole) cuando sudoroso, cansado, logras alcanzar la cima. Extasiado, con arrobamiento contemplas con orgullo toda esta Obra que el Creador ha hecho para nuestro disfrute.
...y la brisa me dio en el rostro.
...y el aire impregnado, de romero, tomillo y retama, esparce su fragancia por el entorno.
Buenas noches, Bernabé.
ResponderEliminarEnhorabuena.Eres una persona tan emprendedora,persigues con tanto afán tus propósitos que eres digno y merecedor de mis felicitaciones.
Aunque no sea el lector más adecuado,confío seguir disfrutando de su BLOG.
Un cordial saludo.José Fernando Durán Moruno