Nunca te rindas en la adversidad. No des paso al desencanto. No huyas.
Sé valiente. Aunque la frialdad queme y el Sol achicharre ponte de
frente y da la cara. No te hundas porque nadie vendrá a tenderte su
mano para levantarte. Aún queda en tu espíritu el suficiente agarre y
fortaleza para continuar luchando en este valle que estamos inmerso. Aún
tu corazon late, aún existe vida en tus sueños porque cada día que
transcurre es el amanecer de un día nuevo. Reflexiona unos instantes.
Este es el punto culminante de tu vida y el mejor momento.
Aprovéchalo. No lo lances por la borda todas tus ilusiones, todas tus
esperanza. Sé que la cobardía no empaña tu mente. Toma las riendas de tu
vida. Tengo en convencimiento que saldrás airoso de la complejidad de
tus problemas. ¿Hacer caso a los problemas? No vale la pena. Todo se
arregla. Todo tiene solución. Si al final todo se extingue...¡no somos
nadie! ¡Sólo Dios queda!