domingo, 16 de junio de 2013

CIELO TRISTE CANARIO


Entrañable Valeriano: Cuando marcaba tu número telefónico y no existía respuesta presagiaba que algo extraño, adverso estaba sucediendo. Me encontraba inquieto, nervioso. Hacía cábalas qué podría suceder que no cogías el auricular y atendías mi llamada cuando siempre a lo largo de muchos años en el primer tono tú respondías.
Tras reiterados intentos pude contactar contigo. Tu voz débil, apenas perceptible, me estremeció. ¿Cómo te encuentras amigo? -Estoy ingresado en un hospital de Tenerife. ¡No me encuentro bien! ¡No puedo continuar conversando, Bernabé...! Muchas gracias por tu interés, eres mi gran amigo. ¡Hasta siempre! ¡Un fuerte abrazo!...y colgaste.

Transcurrido un tiempo intenté en reiteradas ocasiones conectar de nuevo para saber de ti. Todo inútil. No atendías mi llamada. Tomé una decisión. Enviar por correo postal una misiva a Loli, tu mujer. Los días pasaban y el cartero no me traía respuesta a mi llamada. Cinco días de incertidumbre, de angustia ¿qué podría haberte sucedido?
Carecía de otro número telefónico de tu ámbito familiar.
En un principio tuve la idea de recurrir al buscador Google y conseguir información a través del Consistorio pero Esther, mi hija, me sugirió derivarme a los centros hospitalarios.
El timbre del teléfono anuló la búsqueda.
Tu hijo me anunciaba la fatal noticia. Habías desaparecido para siempre. En la mañana de un frío invierno tu espíritu había “volado” a lo más ALTO. ¡No podía aceptar la noticia! ¡No podía ser!
¡No podías abandonarnos!

Apenas pude hablar con tu hijo. El sentimiento de aflicción, de terrible dolor embargaba todo mi ser. Lloré como un niño por ti, por tu gran e irreparable pérdida. Inconscientemente mi mente se transportó a aquellos momentos felices que vivimos en el Norte de África cumpliendo el Servicio Militar, la “mili” Éramos unos privilegiados por pertenecer a la Compañía de Destinos, Regulares de Infantería, núm.02. Nos llamaban los “enchufaos” Tú hiciste como avezado profesional de la administración una labor digna de alabanza en el departamento de Intendencia, servicios de suministros. Yo fui destinado al sector de Subayudantía. Me asignaron la contabilidad de esta sección. ¡Qué ratos tan felices pasamos! Tu humor canario, tu gracejo peculiar lo expandías cuando nos reuníamos en la cantina para comernos un bocadillo y una cerveza compartida. La economía no era muy boyante de un soldado que percibía unos haberes de DOS pesetas. ¡Qué nos importaba el dinero! El rancho era suculento y abundante. Jóvenes, fuertes, alegres y sobre todo con muchas energías y ganas de cachondeo. No pensábamos en otra cosa que reírnos y disfrutar de cada momento.

Tu incondicional amistad quedó ratificada cuando caí enfermo (patología pulmonar, diagnóstico: pleuresía) Ingresado en el Hospital Militar melillense, me visitabas con frecuencia para darme ánimo. Tus palabras de aliento me confortaban. No olvidaré jamás esas visitas en la cuales me narrabas anécdotas que me me hacían sonreír. Lejos, a muchos kilómetros de mi hogar, había encontrado una persona con ternura, cercana y leal: Mi amigo Valeriano. Los amigos de bares y juergas no me van, Los verdaderos, los auténticos son los que están a tu lado en situaciones adversas, enfermo, en presidio o no tener ni un céntimo en tu peculio particular. Los que no se avergüenza de ti. Los que están a tu lado sin llamarlo. Esos son los amigos válidos, así carísimo Valeriano eres tú.
Podría contarte evocaciones, reminiscencia de nuestra parcela militar pero no quiero cansarte más. Ahí en el Paraíso de la Gloria estarás narrando con tu gracejo, chistes y anécdotas a tus padres y amigos y no me gustaría ser inoportuno.

Quisiera pedirte un favor, amigo. Cuando estés en tertulia con Jesús allá en el Balcón del Cielo no te olvides que tienes un amigo en la Tierra, llamado Bernabé,y le pidas que acreciente mi
FE, mi solidaridad y mi entrega a los demás y muy particularmente a los indigentes, los que no tienen medios para vivir y se hallan en la miseria. Asimismo le comentas que tengo dos hijos maravillosos. Que cuide de ellos y no se aparten de la senda del bien.
Me he levantado de la cama a las tres y media de la madrugada. No podía conciliar el sueño. Tenía imperiosa necesidad de hablar contigo. De manifestarte que eres una de las personas más íntegras y bondadosa que he conocido. Tu recuerdo estará perenne en mi mente hasta que me reúna contigo y entonces charlaremos largamente de todas nuestras vivencias. De esos correos electrónicos chulos, tan pícaros a veces,rozando el erotismo, que me enviabas. Ahora me es imposible enviarte mensajes a través de la red porque ignoro el correo electrónico de la Gloria. No te preocupes porque tendrás mensajes de tu amigo el serrano onubense a través de la Oración. Rezaré por ti para que Dios te haya acogido en un LUGAR preferente. Tú tienes esa categoría. Tú te la ganaste a pulso en este Valle de Lágrimas.
¡Adiós para siempre entrañable Valeriano!
¡No te olvides de hablarle a JESÚS de tu amigo!
Mis hijos me transmite que te dé un abrazo. Conquistaste sus corazones cuando te conocieron siendo niños.
Un fortísimo abrazo. ¡No te olvidaré jamás...!