jueves, 28 de febrero de 2013

¡EXCEPCIONAL DOSIS DE HUMANIDAD...y nos quejamos!

Si las personas llamadas “normales” disponemos:

      1. Órgano de la vista. Ojos.
      2. Sentido con el que percibimos los sonidos. Órgano del oído.
      3. Olor. Sensación que produce en el olfato las emanaciones de un cuerpo.
      4. Gustar. Sentir el sabor en el paladar.
      5. Tocar. Percibir un objeto por el tacto.
      6. Hablar. Facultad de comunicación.

...y no nos sentimos satisfechos a pesar de estar dotado de un organismo perfecto, qué sucedería si nos encontrásemos como esta criatura que carece de TODO y no obstante se siente feliz?

Estoy leyendo un libro del autor R. Santnadreu, psicólogo que narra un caso que ha conocido que se le ha erizado los vellos, es decir, hablando en paladino, “los pelos de punta”.
Dice así:
“Un hombre, cincuenta años, viudo, sin hijos. Madrileño. Su nombre Paquino. Esto no sería noticia si no fuese porque es sordociego, es decir ni oye, ni ve, ni puede hablar. La única comunicación que tiene con el mundo es el contacto físico. Él ignora si hay alguien en su casa si no lo tocan. Cuando entra en el ajetreado bar que hay al lado de la ONCE en Madrid, entra en un lugar en completo silencio, vacío. Para él el mundo siempre es así.
Pero a través del tacto ha aprendido a comunicarse. Domina el lenguaje dactilográfico a través de signos escrito en mayúscula en la palma de su mano. Sordociego es una minusvalía que combina la deficiencia visual y la deficiencia auditiva.
Paquino nos explica con ayuda de una traductora y nos dice lo siguiente:

“YO YA TENGO ASUMIDO QUE MI VIDA ES ASÍ. Y NO PASA NADA SOY FELIZ...YO NUNCA ESTOY TRISTE. INTENTO DISFRUTAR DE LAS COSAS DE LA GENTE. INTENTO BUSCAR SIEMPRE SITUACIONES DE FELICIDAD Y ESTAR A GUSTO”
¡Me quedo sin palabras! ¡Sorpredente! ¡Qué lección de humanidad nos da a aquellos que siempre por cualquier nimiedad estamos lamentándonos!
¡Reflexionad y extraed conclusiones! ¡Yo ya lo he hecho! ¡Somos una partida de mentecatos...!

26 February 2013.
Bernabé Ruiz
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sábado, 9 de febrero de 2013

DESESPERANZA

 He leído recientemente en la prensa un artículo que invita a la reflexión. Unos experimentos científicos han constatado que introduciendo en una jaula una rata y obstruyéndole la salida en reiteradas ocasiones por donde intenta escapar, ésta acaba por rendirse y aunque a posteriori se le deje la salida franqueada muere por desesperación, fenece por desesperanza, incluso antes que por hambre y agotamiento. 

Esto viene a suceder a muchos seres humanos que cuando se ven acuciados por los problemas cotidianos, como v.g. "paro y más paro" percibiendo una mísera subvención y si tienen suerte porque existen familias que carecen de esa “limosna” para cubrir sus necesidades más elementales y entonces no les queda otra opción que recurrir la Institución Cáritas para solicitar alimentos haciendo cola para coger su ración diaria aunque con ello lleve intrínseco el deterioro de su dignidad. La situación sin duda es caótica. Por esta circunstancia ciertos individuos no son capaces de resistir y ante esta tesitura se inclinan sobre el borde del abismo negándose a seguir luchando con el oonvecimiento que la existencia no tiene ningún sentido para ellos. 

Desde mi óptica opino que el hombre no es una repugnante rata. El hombre nunca, jamás tiene que dejarse vencer por el pesimismo y por las oscuras nubes que amenazan tempestad. El hombre debe luchar con intrepidez, audacia y coraje hasta conseguir su objetivo. No es omnipotente pero armado de fe y esperanza puede hallar un atisbo de luz en su camino. Acoquinarse ante las vicisitudes adversas es hundirse aún más en los terrenos encharcados. La lucha por la supervivencia llega a límites insospechados. El ser humano posee recursos suficientes para afrontar cúmulos de contrariedades. Fe en Dios, férrea voluntad y un sólido deseo de superación es la estructura básica para que el “edificio” no se derrumbe. Cuando te sientas acorralado en la más estricta soledad y todas las salidas estén obstruídas, la mejor terapia es adentrarte en el campo, en el bosque y en comunión con la grandeza de la Naturaleza inspirar profundamente con la mirada en el firmamento y clamar ayuda. Cosas sencillas pero de resultado eficaz. Un rayo de LUZ y ESPERANZA habrá nacido en ti.