Los murciélagos del
tiempo lo tenemos acechando en cada esquina. Son aquellas personas
que quieren disponer de forma deliberada de tu espacio, de tu tiempo
como si tú no tuvieses tus propios objetivos, tus propios proyectos.
Existen en nuestra vida
personas importantes, con mucha valía, que son merecedoras de
nuestra estima, de nuestro respeto más considerado y nuestra debida
atención. Otras, rotundamente no. A las primeras como es obvio
tendremos que darles prioridad, “cederles el paso” , a las
segundas tendremos que optar por colocarlas en el sitio que les
corresponde que no es otro que la indiferencia.
Llegas a tu hogar
cansado tras una jornada intensa de actividad. Se te apetece una
ducha que te despeje los sentidos que los tienes bloqueados.
Almuerzas. Deseas echar una ojeada a la prensa diaria antes de
echarte en la cama y descansar un rato. Suena el teléfono y al otro
lado de la línea una voz femenina que se identifica como “Triburcia
de los Reyes”. Te llama de un tele operador para ofrecerte un
producto tentador que harás tu vida más fácil y placentera. Le
dices que no te interesa. Insiste. Tratas de obviarla de forma
afable pero no te deja pronunciar una sola palabra. Es una cotorra,
una charlatana que te pones los nervios en tensión. Por respeto me
abstengo de colgar el auricular. Según manifiesta su oferta es muy
interesante, sólo te pide que le escuches, te pregunta tu nombre,
si estás casado o divorciado, que aficiones tienes, cuántas veces
haces el “amor” a la semana, si haces deporte, en qué empresa
trabajas y para más inri te solicita tiempo para hacer una
encuesta.
Todo esta escena
se desarrolla en un momento inoportuno en que realmente no te place
ni te interesa atenderla. Estos son los murciélagos del tiempo.
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