REFLEXIÓN
Las manifestaciones de júbilo son siempre acogidas con entusiasmo. La gente, ese núcleo homogéneo que configura la sociedad, se desborda cuando en su entorno rezuma alegría. Todos somos amigos. ¿Por qué?. Sencillamente la euforia produce "milagros" pero "milagros" efímeros.
La realidad surge cuando llega lo cotidiano; entonces nos olvidamos de las jornadas exultantes que hemos compartidos. Así se comporta la sociedad materialista que nos ha tocado vivir. Nos importa un bledo que nuestro vecino tenga una imperiosa necesidad de ayuda. Con cierta indiferencia, cuando nos requiere para alguna cuestión, lo atendemos. Lo hacemos con apatía. Con desgana. Parece que el ayudar es una consigna prohibida. ¡Tú, vecino, como puedas, lo arreglas! ¡Tengo mis propios problemas, no lo voy a aparcar para atenderte a ti...! No obstante, cuando cambiamos el "chip" estamos solícitos y prestos a cualquier persona que nos demande ayuda y la asistimos. Entonces nuestro ente experimenta una hermosa satisfacción del deber cumplido. Esto no se paga con nada. Si nos da las gracias, las gracias se la tengo que dar yo por la confianza depositada en mí. Sintamos la solidaridad. Haced de los problemas de nuestro prójimo como si fueran nuestros. Entonces podemos proclamar urbi et orbi que hemos cumplido como PERSONAS CIVILIZADAS. ¡Te echas en el lecho y las luces de la PAZ surgen en tu espíritu! ¡Un sueño reparador te paraliza tus sentidos!
En los albores del día una rendija de luz solar se filtra por tu ventana. Da gracias por conocer un nuevo día. Abres la puerta. Miras al cielo. Te concentras. Observas con ensimismamiento el firmamento azul presidido por el astro SOL. Tu espíritu se invade de una sensación de felicidad. Creyentes, agnósticos o ateos, TODOS nos unimos a la CREACIÓN. ¿Quién sino Dios ha podido regalarnos esta magnificencia que nos rodea? Un ebanista necesita una materia prima para elaborar su actividad: La madera. Todo tiene su origen, en este caso, el árbol. Pero ¿quién ha creado el árbol? Tiene que haber un SER SUPERIOR que haya hecho germinar la semilla de ese elemento. ¿Quién pues? DIOS, con su inmensa generosidad nos ha donado tantas cosas que ninguna es mediocre.
La realidad surge cuando llega lo cotidiano; entonces nos olvidamos de las jornadas exultantes que hemos compartidos. Así se comporta la sociedad materialista que nos ha tocado vivir. Nos importa un bledo que nuestro vecino tenga una imperiosa necesidad de ayuda. Con cierta indiferencia, cuando nos requiere para alguna cuestión, lo atendemos. Lo hacemos con apatía. Con desgana. Parece que el ayudar es una consigna prohibida. ¡Tú, vecino, como puedas, lo arreglas! ¡Tengo mis propios problemas, no lo voy a aparcar para atenderte a ti...! No obstante, cuando cambiamos el "chip" estamos solícitos y prestos a cualquier persona que nos demande ayuda y la asistimos. Entonces nuestro ente experimenta una hermosa satisfacción del deber cumplido. Esto no se paga con nada. Si nos da las gracias, las gracias se la tengo que dar yo por la confianza depositada en mí. Sintamos la solidaridad. Haced de los problemas de nuestro prójimo como si fueran nuestros. Entonces podemos proclamar urbi et orbi que hemos cumplido como PERSONAS CIVILIZADAS. ¡Te echas en el lecho y las luces de la PAZ surgen en tu espíritu! ¡Un sueño reparador te paraliza tus sentidos!
En los albores del día una rendija de luz solar se filtra por tu ventana. Da gracias por conocer un nuevo día. Abres la puerta. Miras al cielo. Te concentras. Observas con ensimismamiento el firmamento azul presidido por el astro SOL. Tu espíritu se invade de una sensación de felicidad. Creyentes, agnósticos o ateos, TODOS nos unimos a la CREACIÓN. ¿Quién sino Dios ha podido regalarnos esta magnificencia que nos rodea? Un ebanista necesita una materia prima para elaborar su actividad: La madera. Todo tiene su origen, en este caso, el árbol. Pero ¿quién ha creado el árbol? Tiene que haber un SER SUPERIOR que haya hecho germinar la semilla de ese elemento. ¿Quién pues? DIOS, con su inmensa generosidad nos ha donado tantas cosas que ninguna es mediocre.
Nota: Texto elaborado en la Universidad de Huelva. Área LITERATURA.