
La España de los problemas. La España que sufre, que llora por la situación caótica que está padeciendo. Una situación que la ha despertado de un letargo sumergido de la sima más profunda. Ahora con los ojos bien abiertos, sin soñolencia alguna ve que no es fantasía sino que una realidad palmaria. Sus hijos los están padeciendo con resignación contenida mientras hacen cábalas sobre qué les depará el destino. Un destino sin horizontes, sin fronteras, sin una roca donde asirse.
Sus lágrimas se deslizan por sus mejillas hasta las comisuras de sus labios. Nota el sabor salado que ha llegado a su paladar. Se ve impotente. Sus razonamientos se disluyen, no atisba una luz que le haga entrar en situación positiva. Todo es negatividad. Todo es utopía y como tal irrealizable.
Ella, España fue una Nación esplendorosa en otros tiempos no muy lejanos. Ahora no es el modelo a seguir. Rotundamente, no desea permanecer en el útimo vagón del tren. Quiere caminar. No detenerse. No hacer un alto en la próxima estación. Quiere hallar la senda adecuada para que sus hijos afligidos no sufran porque no tienen nada. Carecer de lo fundamental: El TRABAJO que los dignifica.
Su juventud, su energía, sus proyectos todo se había desvanecido. Se negaba a vivir a expensas de sus ancianos padres. Los haberes que percibian de una exigua pensión, por cierto congelada, no les permitía nada más que para cubrir sus necesidades más perentorias. Su dignidad se quebraba al pensar que sus progenitores tenían que sustentarles.
Sus aspiraciones que había configurado con una ilusión innegable se mostraban rotas, pulverizadas. ¿Qué hacer?
"Al final del túnel siempre hay LUZ"
Este es un relato estremecedor que no atisba futuro alguno.
Es una muestra de la situación económica y social en que se hallan centenares de jóvenes.
¡POR ESO ESPAÑA LLORA...!
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