Si hacemos un análisis de las personas que de forma asidua, durante horas, contemplan ensimismadas la TV nos daremos cuenta que un porcentaje bastante importante son incapaces de desarrollar una conversación sin que ésta sea interrumpida. Carecen de capacidad para escuchar.
Te preguntan y no esperan
respuesta. Ellas mismas se contestan. Todo es producto,
independientemente de su formación cultural, que pueden atesorarlo,
del bloqueo mental que adolecen por mor de tanto “tragarse”
programas de la “caja idiota” que le absorben la imaginación.
Nuestro cerebro esta
configurado por millones de neuronas que a partir de la edad de 20
años desaparecen 50.000 diarias. Cuando se alcanza la senectud,
hablando en román paladino, (no tercera edad, ni mayor) sino vejez,
VIEJO, preciosa palabra que debería ser enmarcada y escritas
con letras de oro, decenas de millones de células se lanzan al vacío
fuera de nuestra masa cerebral. Desafortunado aquél que no haya
vivido esta etapa de su vida plena de madurez y experiencia.
Evidencia que las garras
de la muerte fue con él.
Para prevenir la fuga de
neuronas, me permito recomendar, dosificar la TV. Programas como el
presentado por D. Juan José Bautista Martín, alias “Juan Imedio”
donde ironiza con los ancianos andaluces, deberían ser eliminado de
la parrilla de Canal Sur. Este pseudo periodista con esa sonrisa
burlona, en la entrevista de turno, hace que los ingenuos ancianos
“piquen” y se sientan importantes ante un plató televisivo.
Encomendaría a este Sr.
se planteara invitar a sus progenitores donde residen en una
pedanía, (195 habitantes) topónimo, Lúcar (Almería) a su
programa, con focos y cámaras en el plató, les entrevistara en el
mismo toco irónico que hace con nuestros ancianos. ¿Se atrevería?
!Apuesto, que no!
¿Qué me dicen del
programa “cultural” Arrayán que ha estado en antena 13 años?
¿Consecuencia de las
mentes empobrecidas? ¡Digerir TV a todo trapo!
La mente hay que
activarla. . Se previene la degeneración cognitiva ¿Qué terapia
existe para ello? Los científicos neurólogos recomiendan la
lectura. Es el único instrumento que posee el cerebro para
progresar, le facilita el sustento que le hace vivir.
“Un libro abierto, es
un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un
espíritu que perdona; destruido, un corazón que llora”
Imaginar página tras
página, vivir con intensidad el desarrollo de un buen libro, es un
placer que enriquece y eleva la autoestima.
“Hablar no se aprende
hablando sino leyendo” Tulio Cicerón, escritor y orador (S.106
a.C)
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