Los
papas Juan Pablo II y Juan XXIII han pasado a la categoría de santos
sin cumplir el reglamento correspondiente. ¿Estoy confundido con
esta afirmación?
¿No
existen unas reglas para aquellos aspirantes a los altares que tienen
que cubrir el proceso de beatificación antes de someterse a la
entronización o en su defecto existen las cacareadas (en esta
sociedad que nos ha tocado vivir) “influencias y recomendaciones”?
¡No
me lo explico! ¡No entiendo nada! Si pudiesen emitir un razonamiento
lógico a esta cuestión, os lo reconocería. Gracias.
Mientras
tanto la incertidumbre la tengo por compañera y expongo mi
argumento:
El
siervo de Dios Fray Leopoldo, capuchino, nacido en Alpandeire
(Málaga) y falleció en la ciudad de Granada tras una larga
enfermedad, en la que brillaron más sus acendradas virtudes, el día
09 Febrero de 1956, tras medio siglo de residencia en la capital de
la Alhambra. Fue ejemplo de austeridad, candor y humildad,
consagrando su vida a los menesterosos. Su consigna: trabajar,
solicitando de puerta en puerta limosnas para aquellos que carecían
del sustento diario. Se cuentan por decenas los favores concedidos
por su intercesión.
Su
beatificación se produjo recientemente en Granada a los 53 años de
su muerte.
¿Ahora
tendrá que estar en “lista de espera” el beato Fray Leopoldo
otro diez lustros para entronizarlo como santo mientras a los
aludidos pontífices fueron en “línea directa”?
Cómo
indico en el titular de este artículo estas cuestiones de la curia
romana, no lo procesa mi cerebro...? ¿ ...y a TI?
Estoy totalmente de acuerdo contigo, las normas para la canonizacion deben de ser aplicadas por igual sin distincion del status social que ostentara esa persona. A.M.M.
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