Una paz inmensa. Aire fresco del crepúsculo. Claridad difusa al
amanecer. El rumor de las olas me acompaña con la música que emerge de lo más
profundo de mar. Cierro los ojos y me pongo a soñar. Imagino en la
sima más profunda a millares de especies marinas agitándose de aquí para
allá buscando su alimento cotidiano. El plancton es el más común por
contener microorganismos vegetales. En esa labor intensa, el verbo
infinito “depredar” actúa inexorable: cazar para el sustento,
individuos de su misma especie o de otra. Lo importante es engullir,
tragar la comida atropelladamente. Las especies débiles en su contextura
están abocadas, si no a su extinción, sí a la merma progresiva. Gracias a su abundante procreación van controlando, tácitamente, su
población. Como reza la máxima “el pez gordo se come al más pequeño” Los
que poseen más poderío, más fortaleza, aniquilan con voracidad para
conseguir sus objetivos a aquellos que son más débiles, que tienen menos
poder económico. La vil materia actúa de forma contundente. Si tienes
dinero, puedes comprarlo todo menos lo más importante en ser humano: su
DIGNIDAD.
A las personas nos sucede algo similar a estas masas heterogéneas de
especies. Por la codicia, la avaricia, el ente humano es capaz de los
más viles delitos y acciones abominables. ¿Por qué esa obsesión
desmedida? Si al final se extrae la conclusión, de que somos seres
efímeros, caducos, que nos vamos y aquí, en la Tierra que hemos emergido
al mundo, se queda TODO.
Te haría una reflexión, que
tu vida no sea una vegetación. Vegetar, vivir inconscientemente, vivir sin actividad ni inquietudes, es más de animales rumiantes, que de
seres humanos. Es necesario que tengas en cuenta que estás vivo, que
eres un ente irrepetible, que nadie es ni será igual que tú. Que es
necesario, no sólo conveniente, saber amar con sentimiento, pensar en
profundidad saboreando cada momento que la vida te ofrece de forma
altruista, todo gratis, a cambio de nada.
El estío
acaba de comenzar a dar sus primeros pasos, intentas que no transcurra
desapercibido. En la ribera del mar, en la playa, con el batir de las
olas contra los guijarros de la orilla, en el campo degustando las
mieles de la Naturaleza con paisajes exuberantes, en tu hogar
disfrutando de la lectura de un buen libro y de fondo musical el Adagio
de Albenoni o el magnetismo de la sinfonía número 40 de Mozart.
Partituras que te rodean de magia y te hacen levitar, fenómeno por el
que una persona podría elevarse en el espacio, contradiciendo las leyes
de la gravedad.
Todos los lugares donde estamos asentados son óptimos o pésimos
dependiendo de ti, de tu proceder. En nuestro interior tiene que
permanecer la distracción, el ánimo de vivir e incluso la diversión, el
gozo de cualquier pasatiempo. Quejarse por sistema y no tratar de dar
solución es una actitud en nuestra sociedad. Es bien cierto "el que no llora no mama” Si no lo haces, no cogerás la teta que te suministre el
alimento. También es muy certera la sentencia “la mentira, de tanto
repetirla finaliza por ser verdad” A veces un bulo, una vil calumnia
puede poner en entredicho el prestigio y el honor de una persona. Los
que tienen por base la queja llegan a la conclusión, lo que todo nos
rodea es corrupción y es falso como la “monea”.
Disfrutar, gozar, sentir el latir de tu corazón incansablemente
marcando los pasos de tu vida.
Por otra parte, la
solidaridad encaja perfectamente en el ser humano. En los desastres
naturales o por accidentes, el instinto de cooperar, de ayudar, es
inmenso. Nos volcamos en las adversidades por paliar la tragedia, aunque
sea con palabras consoladoras. La vida nos ha hecho aprender una lección
en nuestra actividad cotidiana: que debemos ayudarnos los unos a los
otros. Desde mi punto de vista objetivo, es la mejor “gestión bursátil y
mercantil” que existe: entregarte sin paliativos a los demás.
Y a posteriori, VIVIR intensamente aprovechando los DOS días de nuestra
permanencia en este "Valle de Lágrimas” con un y mil problemas
desgranados en vicisitudes adversas.
Desde esta atalaya denominada “VIVENCIAS” os animo e invito con
convicción a paladear todos los instantes de nuestra existencia. ¡Aún
nos queda tiempo...!
Llegamos a este mundo sin ningún equipo, desnudos, y nos marchamos
“vestidos” pero sin vida.
Describes muy bien como seria la vida si utilizaramos el sentido común que es ser simplemente intentar disfrutar de la vida y ejercer la solidaridad en vez de acumular dinero y riquezas a costa de atropellar a los demas, dejandoles sin poder cubrir sus necesidades más basicas
ResponderEliminarBonita y profunda reflexión, reflejo de lo que está sucediendo en nuestra sociedad en crisis, pero cuando el ser humano se pone de acuerdo con otros seres humanos, y para bien, surgen cosas maravillosas, como piezas musicales, lienzos pintados, obras de arquitectura, obras científicas, surge lo mejor del ser humano, su ingenio puesto al servicio del otro, pero también cuando se pone a pensar en mal, surgen de él, todas las abominaciones que por desgracia hemos conocido y por más desgracia seguiremos conociendo, pero es la vida hasta que nos sea arrebatada y vayamos y demos cuenta de lo que hemos sido y dejado de ser.
ResponderEliminarEnhorabuena Bernabé, reflexión estupenda la tuya y muy de andar por la tierra con los pies firmes en ella.